viernes, 30 de septiembre de 2016
miércoles, 28 de septiembre de 2016
martes, 20 de septiembre de 2016
¿Estas son las fiestas que necesitamos?
Sí, que necesitamos. Porque las fiestas son espacios necesarios para el encuentro y para la formación de pueblo y de sentimiento colectivo, por encima de las diferencias.
Pero las que acaban de terminar, centradas en los toros, el confesionalismo católico, la subcultura del alcohol y otras drogas y los espectáculos musicales de dudoso gusto, no han pretendido representar al pueblo real que es hoy Los Molinos.
El clientelismo y el marcar territorio llevan a esto, y con el dinero de todos/as.
Un alcalde que da vivas al cristo en su bando, por si algún despistado podría llegar a creerse que vivimos en un Estado aconfesional, sabiendo que eso molesta a muchos y que discrimina a quienes no tiene sentimientos religiosos o tienen otros sentimientos religiosos.
Un cartel anunciando las fiestas también confesional y probablemente el de peor calidad desde que se vienen haciendo.
Unas fiestas taurinas que nos cuestan más de 150.000 Euros, cuando en el pueblo hay tantas necesidades y cuando cada vez se cuestionan más ese tipo de espectáculos (¿Para cuándo una consulta ciudadana en la que los vecinos y vecinas nos pronunciemos sobre si queremos gastar esa enorme cantidad de dinero en subvencionar a una minoría de la población que es quien va a las corridas de toros?)
Ausencia de actividades culturales que merezcan ese nombre y que lleguen a otros sectores de la población que demandan algo más que fiestas taurinas y bailes con discomovil...
Botellas rotas y suciedad en el parque de la ermita y en otras zonas, junto a los juegos infantiles, etc., sin que el Ayuntamiento haya puesto siquiera contenedores para que se deposite la basura y sin que esa basura sea recogida hasta pasado el mediodía.
Ninguna actividad para la población inmigrante o de encuentro entre las diferentes culturas y formas de vida que hoy convivimos en Los Molinos, mientras que se canta ante el cristo la letra que un canalla puso a la marcha real (aunque nos tenemos que felicitar de que la fachundia ya no se atreva a cantar el cara al sol brazo en alto en un dudoso homenaje a "su cristo", porque, a pesar de todo y a pesar de que les pese, las cosas han cambiado en Los Molinos y más que van a cambiar)
Unas fiestas de afirmación de que el PP ha vuelto y con él lo más rancio.
Otra oportunidad perdida.
Adolfo Rodríguez Gil
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